jueves, 23 de febrero de 2012

DESVIACIÓN DE UNO: FRUSTRACIÓN DE TODOS

Durante mucho tiempo he visto como las personas acusan a los gobiernos, a la familia, a la falta de educación, y sobre todo a la sociedad de que hoy en un siglo tan avanzado, como lo es el siglo XXI todavía los seres humanos no hayan logrado vivir en paz unos a otros, a pesar del avance económico y social que muestran los países desarrollados.

Son pocos los que se detienen a buscar la causa principal de los problemas sociales en una sola persona. Todos normalmente lo hacen de manera general, haciendo acusaciones en estadísticas, a instituciones, cuando en realidad, los grandes problemas se iniciaron en un primer momento con un solo individuo, continúo con unos cuantos y al final del camino la culpabilidad recayó sobre todos, porque trasmitieron sus patologías psicologías a quienes lo rodeaban, y ejemplo de esto los hay a lo largo de toda la historia universal por montón: Adolf Hitler, Fulgencio Batista, Trujillo, Augusto Pinochet, etc., que por sus maldades son recordados en la actualidad como los grandes líderes de los desordenes sociales producidos en distintos países, y dicha situación influyó tanto en los distintos continentes del mundo que ha llegado a nuestros días produciendo enorme daños humano y espiritual.

Quizás hoy se toma más en cuenta el dato, el número, y sobre todo lo exterior para dar una respuesta a las crisis que afecta constantemente la convivencia humana; y se ignora los principios humanos, el valor de la honradez, la responsabilidad, el mismo hecho de tener que vivir de acuerdo a unas costumbres sanas y duraderas; que debería ser el papel fundamental en la reformación del carácter, y en el desarrollo de la vida personal y social de las personas.

Tal vez las personas continúan creyendo que en los dilemas humanos hay preferencias,  favoritismos y privilegios a la hora de provocar daños humanos. Si todavía se mantiene esta postura entonces es una realidad falsa, porque en este mundo no existen dos tipos de seres humanos: los nacidos para sufrir y los nacidos para reír. Todos sin excepción de personas: sufren, lloran, son y pueden ser víctimas de las malas decisiones que se toman en estos momentos de la historia, en nombre de la Patria y de la libertad humana.

Siempre existirán personas que se dediquen mal, a corromper el orden social y a vivir sin límites, pero es compromiso de todos, ayudar y guiar al que está equivocado, al que solo busca saciar su ego deformado, porque si se ignora la desviación de uno entonces la frustración será de todos. Y del mismo como en la familia, en la sociedad y en el mundo se alegran cuando un hombre triunfa, cuando logra todo lo propuesto en su vida, de ese mismo modo deberían sentirse todos los seres humanos cuando gracias a un consejo o a una corrección sacan del mundo extraviado a una persona que podía contaminar a la sociedad completa, y por la preocupación de algunos se evito el sufrimiento de todos.
Luis Alberto de León Alcántara

Fuente:
http://www.arquidiocesisdesantiago.com/

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