jueves, 23 de febrero de 2012

«El mismo Espíritu que ha resucitado a Jesús de entre los muertos puede transformar nuestros corazones»

El papa Benedicto XVI presidió ayer la misa de Cuaresma con la bendición e imposición de la ceniza, tras una pequeña procesión entre dos iglesias de Roma. Desde la iglesia de San Anselmo situada en una de las siete colinas de Roma, el Aventino, el pontífice recorrió en un minipapa móvil de tracción eléctrica la procesión de penitencia hacia la basílica de Santa Sabina. Durante su homilía, el Papa explicó el sentido de la Cuaresma.
23/02/12
(Agencias/InfoCatólica) En esta procesión del Miércoles de Ceniza, día de inicio de la Cuaresma, tomaron parte cardenales, arzobispos, obispos, monjes benedictinos de San Anselmo, los padres dominicos de Santa Sabina y algunos fieles.
Ya en la basílica de Santa Sabina, el obispo de Roma presidió la celebración eucarística con el rito de bendición e imposición de la ceniza, signo de conversión y penitencia.
Durante la homilía, el Papa se refirió "al signo litúrgico de las cenizas, un signo material, un elemento de la naturaleza que se convierte en un símbolo sagrado en la liturgia, en este día que da inicio al itinerario de la Cuaresma" y que finaliza antes de la misa de la cena del Señor, el Jueves Santo.

"Para nosotros, los cristianos", la imposición de la ceniza "tiene un ritual significativo y un significado espiritual", aseguró. El gesto de recibir la ceniza en la cabeza, precisó, es "una invitación a la penitencia, a la humildad, a tener presente la propia condición mortal, pero no para terminar en la desesperación, sino para acoger, justo en esta nuestra mortalidad, la impensable cercanía de Dios".
Explicó que la bendición de la ceniza se hace con dos fórmulas posibles. En una se le llama "símbolo de austeridad", mientras que en la otra guarda relación directa con una bendición y se hace referencia al texto del libro del Génesis, que también puede acompañar la imposición de la ceniza: "Polvo eres y en polvo te convertirás".
El Santo Padre recordó que "la posibilidad para nosotros del perdón divino depende esencialmente del hecho de que Dios mismo, en la persona de su Hijo, ha querido compartir nuestra condición, pero no la corrupción del pecado" y aseguró que "el mismo Espíritu que ha resucitado a Jesús de entre los muertos puede transformar nuestros corazones, de corazones de piedra a corazones de carne".
Una vez finalizada la homilía, Benedicto XVI recibió la ceniza de manos del cardenal Jozef Tomko, prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, para después imponerlas el pontífice a arzobispos, obispos, frailes y fieles que se acercaron al altar.
Durante la audiencia celebrada por la mañana en el Vaticano, Benedicto XVI explicó que los cuarenta días de la Cuaresma, que indica no tanto un período cronológico exacto, sino más bien la perseverancia paciente, el tiempo necesario para ver con los ojos de Dios, deben ser para los cristianos una ocasión de asumir su propia responsabilidad y el momento de adquirir decisiones maduras.

Fuente:
http://www.infocatolica.com/

DESVIACIÓN DE UNO: FRUSTRACIÓN DE TODOS

Durante mucho tiempo he visto como las personas acusan a los gobiernos, a la familia, a la falta de educación, y sobre todo a la sociedad de que hoy en un siglo tan avanzado, como lo es el siglo XXI todavía los seres humanos no hayan logrado vivir en paz unos a otros, a pesar del avance económico y social que muestran los países desarrollados.

Son pocos los que se detienen a buscar la causa principal de los problemas sociales en una sola persona. Todos normalmente lo hacen de manera general, haciendo acusaciones en estadísticas, a instituciones, cuando en realidad, los grandes problemas se iniciaron en un primer momento con un solo individuo, continúo con unos cuantos y al final del camino la culpabilidad recayó sobre todos, porque trasmitieron sus patologías psicologías a quienes lo rodeaban, y ejemplo de esto los hay a lo largo de toda la historia universal por montón: Adolf Hitler, Fulgencio Batista, Trujillo, Augusto Pinochet, etc., que por sus maldades son recordados en la actualidad como los grandes líderes de los desordenes sociales producidos en distintos países, y dicha situación influyó tanto en los distintos continentes del mundo que ha llegado a nuestros días produciendo enorme daños humano y espiritual.

Quizás hoy se toma más en cuenta el dato, el número, y sobre todo lo exterior para dar una respuesta a las crisis que afecta constantemente la convivencia humana; y se ignora los principios humanos, el valor de la honradez, la responsabilidad, el mismo hecho de tener que vivir de acuerdo a unas costumbres sanas y duraderas; que debería ser el papel fundamental en la reformación del carácter, y en el desarrollo de la vida personal y social de las personas.

Tal vez las personas continúan creyendo que en los dilemas humanos hay preferencias,  favoritismos y privilegios a la hora de provocar daños humanos. Si todavía se mantiene esta postura entonces es una realidad falsa, porque en este mundo no existen dos tipos de seres humanos: los nacidos para sufrir y los nacidos para reír. Todos sin excepción de personas: sufren, lloran, son y pueden ser víctimas de las malas decisiones que se toman en estos momentos de la historia, en nombre de la Patria y de la libertad humana.

Siempre existirán personas que se dediquen mal, a corromper el orden social y a vivir sin límites, pero es compromiso de todos, ayudar y guiar al que está equivocado, al que solo busca saciar su ego deformado, porque si se ignora la desviación de uno entonces la frustración será de todos. Y del mismo como en la familia, en la sociedad y en el mundo se alegran cuando un hombre triunfa, cuando logra todo lo propuesto en su vida, de ese mismo modo deberían sentirse todos los seres humanos cuando gracias a un consejo o a una corrección sacan del mundo extraviado a una persona que podía contaminar a la sociedad completa, y por la preocupación de algunos se evito el sufrimiento de todos.
Luis Alberto de León Alcántara

Fuente:
http://www.arquidiocesisdesantiago.com/

miércoles, 22 de febrero de 2012

Sacerdote alienta ayuno y abstinencia en medio del mundo que empuja al placer

MÉXICO DF, 22 Feb. 12- (ACI).- El sacerdote de la Arquidiócesis de México (México), P. Sergio Román, señaló que el ayuno "tiene un sentido espiritual" y por ello alentó a los fieles a demostrar que pueden disciplinar sus deseos "en un tiempo en el que nos domina el deseo de dar placer al cuerpo".
"En todas las espiritualidades, cristianas y no, el ayuno es una disposición previa para que el espíritu humano se encuentre con Dios, libre de los apetitos materiales. Quizás nos sirva como ejemplo el que cuando hacemos algo que nos apasiona nos olvidamos hasta de comer. Dios nos debe apasionar", afirmó en un artículo titulado "Los mandamientos de la Iglesia", publicado hoy en el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México.
El sacerdote recordó que el ayuno, junto con la limosna y la oración, son tres medios que en Cuaresma propone la Iglesia para lograr la penitencia, que es la reparación del daño hecho por los pecados y cuyo perdón es un "regalo de Jesús totalmente inmerecido por nosotros".
Asimismo, el P. Román explicó que ayunar también tiene un sentido social. "Los Papas actuales nos piden que entreguemos el fruto de nuestro ayuno a los hermanos que siempre ayunan. El hambre es una realidad muy cercana a nosotros. Esta cuaresma debemos buscar el medio de hacer llegar a los hambrientos el pan que nos quitamos de la boca", señaló.
El sacerdote reiteró su invitación a realizar estas prácticas porque "en el ayuno y la abstinencia cuaresmales tenemos los católicos una oportunidad de ser coherentes y de dar testimonio de nuestra fe".

Fuente:
http://www.aciprensa.com/

El Papa: En Cuaresma vemos que Dios nos da la victoria pese a zozobras de la vida

VATICANO, 22 Feb. 12 - (ACI/EWTN Noticias).- En el inicio de la Cuaresma hoy, Miércoles de Ceniza, el Papa Benedicto XVI reflexionó sobre este tiempo de preparación para la Pascua y exhortó a ver que el Señor da a los fieles la victoria a pesar de las zozobras de la vida.
Ante casi 8 mil fieles presentes en el Aula Pablo VI en el Vaticano, el Santo Padre exhortó, hablando en español, a que "durante la Cuaresma, a imitación del Señor, sintamos cómo Dios fortalece nuestro espíritu y nos da la victoria, pese a las zozobras de la vida presente".
Benedicto XVI alentó además a que en Cuaresma los fieles encuentren "nuevo valor para aceptar con paciencia y fe cualquier situación de dificultad, aflicción y de prueba, sabiendo que el Señor hará surgir de las tinieblas el nuevo día".
"Y si somos fieles a Jesús siguiéndolo por el camino de la Cruz, el claro mundo de Dios, el mundo de la luz, la verdad y la alegría, nos será dado de nuevo".
El Papa explicó que en la Iglesia antigua, la Cuaresma era el tiempo en el que los catecúmenos iniciaban su camino de fe y conversión para recibir el bautismo.
Poco a poco, todos los fieles fueron invitados a vivir este periodo de renovación espiritual. De este modo, "la participación de toda la comunidad en los diversos pasajes del itinerario cuaresmal subraya una dimensión importante de la espiritualidad cristiana: gracias a la muerte y resurrección de Cristo, la redención alcanza no a unos pocos, sino a todos".
El Papa explicó que "el tiempo que precede la Pascua es un tiempo de 'metanoia', el tiempo del cambio, del arrepentimiento; el tiempo que identifica nuestra vida y toda nuestra historia con un proceso de conversión que se pone en marcha ahora para encontrar al Señor al final de los tiempos".
La Iglesia denomina este tiempo "Cuadragésima", tiempo de cuarenta días, con una referencia precisa a la Sagrada Escritura, ya que "cuarenta es el número simbólico con el que el Antiguo y el Nuevo Testamento representan los momentos principales de la experiencia de fe del Pueblo de Dios".
"Es una cifra que expresa el tiempo de la espera, de la purificación, del retorno al Señor, de la conciencia de que Dios es fiel a sus promesas, (…) un tiempo dentro del que es preciso decidirse a asumir las propias responsabilidades sin aplazarlas ulteriormente. Es el tiempo de las decisiones maduras".
Noé transcurre 40 días en el arca a causa del diluvio, y luego ha de esperar otros 40 antes de poder bajar a tierra firme. Moisés permanece 40 días en el monte Sinaí para recoger los Mandamientos. El pueblo hebreo peregrina 40 años por el desierto, y goza luego de otros 40 de paz bajo el gobierno de los Jueces.
En el Nuevo Testamento, Jesús se retira a orar al desierto durante 40 días antes de iniciar la vida pública, y, después de la resurrección, instruye a los discípulos durante 40 días antes de ascender al Cielo.
La liturgia de la Cuaresma, señaló el Papa, "tiene como fin favorecer un camino de renovación espiritual –a la luz de esta larga experiencia bíblica– y, sobre todo, de imitación de Jesús, que en los 40 días que pasó en el desierto nos enseñó a vencer la tentación con la Palabra de Dios".
"Jesús se dirige al desierto para estar en profunda unión con el Padre. Esta dinámica es una constante en la vida terrena de Jesús, que busca siempre momentos de soledad a fin de rezar al Padre y permanecer en íntima y exclusiva comunión con Él, para volver luego en medio de la gente".
En este tiempo de "desierto", continuó el Santo Padre, "Jesús es asaltado por la tentación y las seducciones del maligno, quien le propone una vía mesiánica alejada del proyecto de Dios porque pasa a través del poder, el éxito, el dominio, en lugar de pasar por el amor y el don total en la Cruz".
Benedicto XVI señaló que la Iglesia peregrina por el "desierto" del mundo y de la historia, formado por el aspecto negativo de la realidad: "la pobreza de palabras de vida y de valores, el secularismo y la cultura materialista, que encierran a la persona en el horizonte mundano de la existencia sin ninguna referencia a lo trascendente".
"En este ambiente, el cielo sobre nosotros es oscuro, porque está cubierto por las nubes del egoísmo, la incomprensión y el engaño. No obstante, también para la Iglesia de hoy el tiempo del desierto puede transformarse en tiempo de gracia, ya que tenemos la certeza de que, incluso de la roca más dura, Dios puede hacer brotar agua viva que refresca y restaura".
Al término de la catequesis, Benedicto XVI saludó en varios idiomas a los peregrinos; hablando en polaco, subrayó que "el ayuno y la oración, la penitencia y las obras de misericordia" son los principales medios para preparar la celebración de la Pascua.
El Papa dio también una especial bienvenida a los fieles del Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham, erigido hace poco más de un año, dentro del territorio de Inglaterra y Gales, para los grupos de sacerdotes y fieles anglicanos que desean entrar en plena comunión con la Iglesia Católica.

Fuente:
http://www.aciprensa.com/

viernes, 17 de febrero de 2012

La Iglesia advierte sobre dinero sucio en campaña

Programa. El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez dio
a conocer los detalles del mensaje emitido ayer por la Conferencia
del Episcopado Dominicano con motivo del 27 de febrero
Santo Domingo,17 Febrero 2012-La Conferencia del Episcopado Dominicano advirtió ayer sobre las ofertas del dinero sucio e ilegal fruto del narcotráfico internacional en la campaña electoral, lavado de activos, trata ilícita de personas, que son, a su entender, tentaciones atractivas que pueden terminar contaminando la voluntad de los candidatos y futuros funcionarios.
En un mensaje emitido con motivo del Día de la Independencia Nacional, que se celebra el 27 de este mes, y que fue explicado al pueblo dominicano por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, en el programa “Hablan los Obispos”, refirió que al mismo tiempo estas tentaciones atractivas comprometen la futura voluntad política de los candidatos “convirtiéndose eventualmente en prevaricadores”.
Explican que llama la atención la cuantiosa suma de dinero que ciertas empresas acostumbran suministrar a líderes y a partidos políticos, a fin de tenerlos de su parte en el momento que alcancen el poder “ya sea para la evasión de impuestos o para la aprobación de leyes que favorezcan unilateralmente sus inversiones”.
La Conferencia del Episcopado Dominicano también advirtió que se hace urgente la renovación de los organismos de seguridad, lo que a su juicio implica que el Gobierno mejore significativamente los salarios de los miembros de la Policía Nacional y de los demás cuerpos armados, así como dotarlos de los instrumentos y recursos requeridos para que puedan dar una respuesta a tiempo en lo que tiene que ver con la protección a la ciudadanía.
Ola de violencia
“Ante la creciente ola de violencia y el auge de la delincuencia, muchas veces da la sensación de que estamos huérfanos de autoridad”, aseveró. Manifestó su preocupación por el narcotráfico, y en tal sentido los obispos del país reflexionaron que en la lucha para combatir ese mal ha de jugar siempre un papel protagónico el gobierno con todas sus autoridades y, muy especialmente, el sistema judicial y los cuerpos armados.
“A quienes hacemos un particular llamado a no dejarse corromper por el narcotráfico y el dinero sucio y a poner todo su empeño en castigar como se merezcan a estos corruptores de la sociedad”, agrega el comunicado.
La Iglesia Católica pidió a la Junta Central Electoral disipar toda clase de dudas a base de integridad, transparencia, eficiencia, eficacia y responsabilidad, al advertirle que el pueblo dominicano espera de ese organismo diligencia y eficacia y pruebas inequívocas de su total confiabilidad.  
La Iglesia hizo una reflexión sobre la falta de transparencia, “en la que acecha la peligrosidad del dinero sucio en la política y en que la democracia interna de los partidos se encuentra secuestrada por una oligarquía partidaria”, exponen. Ante tal coyuntura favorecieron la aprobación de la Ley de Partidos Políticos que ha sido tan esperada por la sociedad dominicana. Estiman que hace falta la aprobación de una Ley de Campaña Electoral, que le ponga fin al dispendio de recursos en la política partidista y que paute el financiamiento y los tiempos de las campañas proselitistas.
Los obispos pidieron romper radicalmente con las prácticas corruptas del enriquecimiento ilícito a través del ejercicio político. Este ejercicio, a su entender, desencanta a los jóvenes, quienes terminan abominando estas prácticas inmorales y clientelistas, desencantados por este obrar.

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EL MENSAJE CON MOTIVO DEL 27 DE FEBRERO

El mensaje explica que el Estado es el responsable de dirigir una política de producción agrícola diversificada, que responda a las necesidades del consumo nacional.

Sobre el tema de la corrupción explicaron que muchas veces este mal se expresa en el manejo del erario debido a la inescrupulosidad de mediocridad de políticos y funcionarios públicos, y en el sector privado debido al espíritu de lucro fácil.

Sobre la educación estiman que el cambio de la sociedad dominicana depende de una progresiva, firme y programada inversión en la educación. “En esto debemos seguir contribuyendo todos, especialmente el Estado, como administrador de los bienes del pueblo”, precisa el mensaje con motivo del 27 de Febrero.

La Conferencia del Episcopado Dominicano adujo que muy importante es el orden del cumplimiento de las leyes de la transparencia y de rendición de cuentas en la administración del Estado, así como las demás leyes que sirven para el manejo de los recursos públicos y que han de ser un freno efectivo contra la cultura del despilfarro y la corrupción.

La Conferencia pide equidad en el uso de los medios de comunicación en las elecciones, en el sentido de que el uso desproporcionado e injusto de estos medios son una realidad en las campañas electorales.

“Las encuestas de preferencias electorales proporcionan cierta orentación respecto de hacia dónde se concentra la intención del voto de la mayoría, en un momento determinado.

El mensaje del Santo Padre, ahora que se aproxima el tiempo de cuaresma

Su Santidad Benedicto XVI, ha puesto en nuestras manos un rico y hermoso mensaje para vivir con intensidad el tiempo de cuaresma que se aproxima.

La cita bíblica que ilumina las reflexiones del Santo Padre es  de la Carta a los  Hebreos 10, 24: “fijémonos los unos en los otros para estimulo de la caridad y las buenas obras”.

La cuaresma nos ofrece siempre la oportunidad de reflexionar  sobre la vida cristiana. Una de las virtudes principales del  cristiano es la caridad, virtud teologal, y esta caridad se concretiza cuando fijamos la mirada en el otro, precisamente el que está cerca de mí,  ese otro vive circunstancias especificas en su vida personal, familiar y social.

 Uno que dice amar a Dios no debe mostrarse extraño ni indiferente frente al dolor humano. Es que el egoísmo y la indiferencia son dos actitudes que están corroyendo el corazón del hombre de hoy.

 El vicario de Cristo, nos invita a cultivar una mirada de fraternidad, de solidaridad y de justicia, así como de misericordia y de compasión. Compartir con el otro la vida escuchándole, es fraternizar; ayudar al otro, es ser solidario; y,  dar a tu empleado un justo salario, es un acto de justicia. Paolo VI,  afirmaba con acierto que el mundo de hoy sufre especialmente de una falta de fraternidad.

La cultura contemporánea parece haber perdido el sentido del bien y del mal, por lo que es necesario reafirmar con fuerza que el bien existe y vence todo, porque Dios es buen y hace el bien ( salmo 119,   68). El mismo Jesús, devolvió la vista al ciego, dio pan al hambriento, rescató y convirtió la mujer adúltera. Nunca fue indiferente ante el sufrimiento humano.  El bien es el que suscita, protege y promueve la vida, la fraternidad y la comunión.

La responsabilidad para con el prójimo significa, por tanto, querer y hacer el bien al otro, deseando al mismo tiempo que el  beneficiado se abra a la lógica del bien. Interesarse por el hermano, significa abrir los ojos a sus necesidades  corporales, morales y espirituales. Dos  son las instancias que deben velar por el bien de los que componemos la sociedad. La  primera instancia es el Estado y la segunda instancia ha de ser cada uno de nosotros. Mirar al prójimo significa que el Estado de una buena atención a los enfermos que buscan solución a sus  enfermedades en los centros hospitalarios. Es además garantizar que los dominicanos y dominicanas  puedan alimentarse correctamente, es mirar si los niños y los jóvenes están estudiando o están haciendo cosas incorrectas, es crear y generar fuentes de empleo.

Continúa diciendo Benedicto XVI, que siempre es necesaria una mirada que ame y corrija, que conozca y reconozca, que discierna y perdone (cfr. Lc. 22,61). Si hemos hecho la opción por Jesucristo, fijémonos en el hermano, atendamos sus necesidades, toda obra buena, Dios la ve del cielo y la premia. Que es tiempo que se aproxima de cuaresma, sea un tiempo verdaderamente santo y fecundo, miremos hacia arriba para recibir del Dios de la vida, la fuerza y la sensibilidad; y así,  al mirar al hermano seamos capaces de ser solidario, justo y fraterno.
Pbro. Felipe de Jesús Colón Padilla

viernes, 10 de febrero de 2012

El Papa: Iglesia Católica aporta luz de Cristo que transforma todo en todos

VATICANO, 10 Feb. 12- (ACI/EWTN Noticias).- Al recibir esta mañana a los miembros de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel –región de África subsahariana que abarca la costa occidental y central– el Papa Benedicto XVI señaló que la misión de la Iglesia es aportar la luz de Cristo, que transformará "todo en todos".

El Santo Padre dijo que "la caridad debe promover todas nuestras acciones. No se trata de querer hacer un mundo ‘a la medida’, sino que se trata de amar. Por esa razón la Iglesia no tiene como vocación primera transformar el orden político o cambiar el tejido social".

Lo que la Iglesia busca, explicó el Santo Padre, es "aportar la luz de Cristo. Es Él quien transformará todo en todos. Es a causa de Jesucristo y por Él que el aporte cristiano es así de específico".

Benedicto XVI afirmó luego que en los últimos meses, el Sahel "ha vuelto a estar gravemente amenazado por una disminución importante de los recursos alimentarios y por el hambre, a causa de la falta de lluvia y del consiguiente avance constante del desierto".

Por ello exhortó a "la comunidad internacional a interesarse seriamente por la extrema pobreza de estas poblaciones en las que las condiciones de vida se deterioran. Deseo también alentar y apoyar los esfuerzos de los organismos eclesiales que operan en este campo".

El Papa comentó también que en algunos de los países en los que opera la Fundación está presente el Islam y manifestó su satisfacción por las buenas relaciones con los musulmanes. El Santo Padre precisó que "es importante testimoniar que Cristo vive y que su amor va más allá de toda religión, raza y cultura".

Para finalizar, el Papa Benedicto XVI destacó que "África es para la Iglesia el continente de la esperanza" y "el continente del futuro".

La Fundación Juan Pablo II para el Sahel nació tras la primera visita del Papa Peregrino a África, en mayo de 1980, y fue establecida con un quirógrafo el 22 de febrero de 1984. Se dedica a la gestión y protección de los recursos naturales, la lucha contra la sequía, la desertificación y la pobreza, así como al desarrollo rural, involucrando para ellos a la población local.

Biografia de Santa Teresita del niño Jesús



Nace el dos de enero de 1873 en Alencon, Francia.
Su padre Luis Martín era relojero, y la mamá Acelia María, costurera. Tuvo una infancia feliz y llena de buenos ejemplos. Ella misma lo dice: "Mis recuerdos más antiguos son de sonrisas y de demostraciones de aprecio y ternura".
Desde muy pequeña es muy viva, impresionable y ambiciosa. En cierta ocasión en que le ponen a escoger entre varios regalos exclama: "Yo me quedo con todo". Ese será el retrato de su vida. Más tarde exclamará: "Dios mío, yo lo quiero todo, yo te quiero a Ti. Quiero ser santa, pero no a medias, sino completamente".
Su padre le va enseñando poquito a poco a decir "Si" a Dios cada vez que la conciencia le pida hacer algún sacrificio a favor de los demás.
En 1877, cuando la niña tiene apenas 4 años, muere la mamá. Desde entonces su hermana mayor, Paulina, y su padre, se encargan totalmente de su educación; y para que las muchachas huérfanas puedan estar bajo la protección de una tía, se van a vivir a un pueblo llamado Lisieux (se pronuncia Lisié) por eso la llamarán más tarde Teresia de Lisieux.

Su hermana Paulina le lee frecuentemente libros religiosos y esto va despertando en la niña un gran amor por Dios y por la religión.
Cuando Teresita tiene 9 años, su hermana Paulina se va de religiosa a donde las hermanas Carmelitas. Esto deja en el alma de la niña un enorme vacío, el cual logra suavizar colocándose bajo la protección de la Madre de Dios, cuyo cuadro parece demostrarle que la Virgen María la ha aceptado como hija y la toma bajo su protección. Lo cual la consuela muchísimo.
"En el colegio – dice ella misma – había algunas alumnas que gozaban de alguna preferencia especial de ciertas profesoras. Yo me dediqué a obtener que alguna de ellas me tuviera preferencia, y gracias a Dios no lo conseguí, y con esto me libré de muy graves peligros afectivos".
Cuando Teresita tiene 14 años, su otra hermana, María, se va también de religiosa a donde las Carmelitas. Su soledad aumenta. Pero en la Navidad de aquel año le parece que el Niño Jesús la invita a consagrarse totalmente a Él. Aquella Nochebuena la consideró siempre como la noche de su "conversión". Lo que más la movió a dedicarse totalmente a Jesucristo fue un comentario piadoso oído a su amadísimo papá en aquel 24 de diciembre.
Anuncia a su padre que desea entrar también ella de hermana Carmelita. Él acepta, pero resulta que en el convento no aceptan niñas de esa edad. Entonces se van en una peregrinación a Roma en 1887, con ocasión de la celebración de los 50 años de sacerdocio del Papa León XIII, y cuando el Santo Padre pasa bendiciendo a los peregrinos, Teresita se le adelanta y le dice: "Santo Padre, como regalo de su Jubileo o Bodas de Oro sacerdotales, concédame la gracia de entrar de hermana Carmelita a los 15 años". El Sumo Pontífice la mira con exquisita amabilidad y le responde: "Entrarás, si esa es la voluntad de Dios".
Junto con su padre va en peregrinación a visitar varios santuarios (o templos famosos en donde se obran milagros), y en abril de 1888 (tres meses después de la muerte de San Juan Bosco) logra entrar al convento de las Carmelitas en Lisiex. Esta fecha la llamó ella: "El día de mi felicidad total".
Las religiosas notaron desde el primer día en ella equilibrio emocional no común en las niñas de esa edad de 15 años, y el Director espiritual quedó admirado de que esta joven no vivía de vanas ilusiones, sino que tomaba la vida con seriedad y paz.
Desde el principio de su vida religiosa su libro preferido es siempre la Sagrada Biblia, sobre todo el Nuevo Testamento. Sus oraciones preferidas, además del Padrenuestro y del Avemaría, son siempre los Salmos de la S. Biblia. Le agrada mucho leer y meditar los Santos Evangelios y las Cartas de San Pablo.
Por orden expresa de sus superioras escribe su autobiografía que titula "Historia de un alma", y es un libro que se ha hecho famoso en todo el mundo.
En 1889 sufre la pena de ver que su padre pierde el uso de la razón a causa de unos ataques de parálisis. Por tres años lo tuvieron recluido en un sanatorio. Ella dice: "los tres años de martirio de nuestro padre, que lo fueron también para nosotras sus hijas, fueron quizás los más ricos en méritos y los más fructuosos para la eternidad en nuestra vida, y yo no los cambiaría por los éxtasis más sublimes". Así saben sufrir los santos!.
El 8 de septiembre de 1890, a la edad de 17 años, hace sus votos o juramentos de pobreza, castidad y obediencia, y queda constituida hermana Carmelita, hermana Teresita del Niño Jesús. Ese día escribe: "Quisiera poder dar mi vida por Jesucristo, como Santa Inés, y si Dios no quiere que sacrifique mi vida derramando como ella mi sangre, quiero hacer de mi existencia un sacrificio continuo por amor del Señor".
Uno de los principales deberes de las hermanas Carmelitas es orar por los sacerdotes, Tereista consideró este deber como uno de los más importantes de su vida. En su viaje por Italia había visto algunos casos que la convencieron de que los sacerdotes pueden no llegar a la santidad a la cual los llama el Señor si no hay quien rece mucho por ellos, y se dedicó a encomendar día por día a todos los sacerdotes, pero especialmente a aquellos que estuvieran en mayor peligro de ser infieles a su vocación y a sus deberes sacerdotales. Y aún después de muerta han sido maravillosas las gracias de conversión y de perseverancia que muchísimos sacerdotes han obtenido al encomendarse a ella. El Cardenal Leger de Canadá decía: "Recién ordenado sacerdote era yo débil de salud del cuerpo y de salud del alma, ella me obtuvo una rebosante salud corporal y entusiasmo por mi sacerdocio, y perseverancia". No sobra decir que el fervoroso Cardenal Leger terminó dejando las comodidades de su cardenalato en Quebec, para irse al África a cuidar leprosos y murió como un santo.